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sábado, 9 de noviembre de 2013

Tiempo de castañas calentitas

Es tiempo de castañas calentitas aunque no haga frío, porque las tradiciones gastronómicas están para disfrutarlas por mucho que se empeñe en lo contrario la meteorología. Hace calor, sí, pero qué buenas están las castañas asadas, mmmmh. Deliciosas.

Así las cosas, en un otoño caluroso como pocos, las castañeras parece que no tienen razón de ser: por un lado este año no pasan frío en plena calle pero, por otro..., no hay manera de vender para vivir. No obstante, el otro día, víspera de todos los santos ocurrió: de repente hizo frío y frente a la conocida castañera que hasta entonces apenas subsistía se acumuló una fila de clientes nunca vista. Todos con una sonrisa congelada en sus caras, anticipándose al disfrute del sencillo y caliente manjar. Unos, al comprar las castañas se las metían enseguida en los bolsillos donde incluían después sus manos para templarlas un poco, otros prácticamente abrazaban los cucuruchos de papel para entrar en calor y, los más ansiosos se quemaban los congelados dedos al pelar las castañas antes de tragárselas con placer. Pero lo mejor era ver a la castañera y a su anciana madre, aliviadas, en medio de semejante trajín: hoy sí les cundiría el día. Por fin. 

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