Selecciona idioma

viernes, 7 de julio de 2017

Petra, tenemos que hablar


Petra, ya sé que opinas que no es un buen momento para hablar, pero para ti nunca lo es. Estás acomodada en un silencio pétreo imperturbable.

Esta relación nuestra no me satisface, lo siento.

Al principio era simpática, más tarde, cotidiana, e incluso me provocaba una sonrisa bocalicona, pero hace un tiempo que se me antoja pesada e incluso hiriente, sobre todo en verano, al llevar chancletas. Petra, no puede ser que, vaya a donde vaya, acabe chocando contigo. Entiéndelo. Debo madurar y aprender otras maneras de proceder.

No llores, por favor. Siempre serás mi piedra, aquella con la que tropecé tantas y tantas veces, no obstante, ha llegado el momento de sortearte, yendo en contra de la naturaleza humana. Sí, soy consciente de que el universo y los hados del destino —que ahora están leyendo estas líneas— se habrán quedado atónitos por tamaña pretensión. Pero debo lograrlo, debo dejar de tropezar contigo.

Sé feliz, Petra. Disfruta de haberte liberado al fin de mis torpes pies.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me encantaría leer tus comentarios.