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jueves, 1 de julio de 2010

Confesiones desde el teclado

Debo confesar algo.
Tras varios meses, que no días, sin tocar una solo tecla para contar lo que fuere, hoy he querido hacer trampas... y lo que es peor: la jugada no me ha salido bien, justo castigo.

He querido plasmar alguna cosa ingeniosa en esta casi olvidada pizarrilla, pero las musas o musos no me visitan desde hace tiempo, por lo que he optado por rebuscar entre papelotes y carpetas, deseosa de encontrar escritos inéditos y... nada de nada. Todo cuanto fue escrito, fue transmitido.
Comprobado.
Y vuelto a comprobar.
Así que mi penitencia es doble: la confesión del delito y el esfuerzo por redactar algo aun a sabiendas de la terrible ausencia de estilo y de contenido que rodearán a estas letras.
Adiós a la gloria y a la fama que ya esperaba a estas alturas.
Adiós a los fans y a las fiestas.
Adiós a los millones y a las mansiones.

Y todo por dejarme llevar por la pereza...