Tras una larga sequía, hoy la lluvia ha impregnado la atmósfera de una fragancia penetrante que inunda de una sorprendente felicidad serena a pulmones y alma. Ha sido entonces cuando una pequeña hada se ha dejado ver tras los cristales de la cocina, bailando frente a los árboles con su sencillo vestido de bailarina vegetal.
Es tiempo de lluvias, hadas y cuentos.
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