Ayer escuchaba la radio y sin previo aviso, empezó a cantar una voz femenina desgarradoramente intensa. Cantaba una conocida canción de Chabela Vargas pero con una intensidad emocional que casi me salta las lágrimas mientras conducía.
Yo misma me sonreía internamente pensando en el susto que se llevarían los vecinos al verme aparcada delante de casa, llorando sobre una sonrisa de puro gusto.
Fueron unos minutos preciosos que me harán buscar la discografía de la cantante en cuestión.
La canción acabó y bruscamente, también el ensueño de emociones positivas: en la radio comentaban un caso de asesinato entre críos.
Pertenecemos a una especie animal difícil de comprender. Siempre tan capaz de sacar lo más bello y lo más deleznable de nosotros mismos.
