Hace días que no escribo gran cosa y, aunque sólo sea para no faltar a la palabra dada, alguna línea habrá que dejar escrita.
Como por ejemplo, hablar de los pequeñajos que me enternecen y me hacen reir: esos renacuajos llamados sobrinos.
Me encanta verles descifrar los enigmas cotidianos y que te hagan cómplice de ello. cosa que me hace sentir secretamente orgullosa y feliz, como si tuviera algo que ver.
Y es que no me apetece lo más mínimo que crezcan, prefiero que sigan creyendo que soy una tía guay a que vean que sólo soy una persona entre millones, con la salvedad de que se trata de una de sus tías.