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lunes, 19 de noviembre de 2012

Al Cannis lupus familiaris

En cuestión de tres años nos han dejado unos cuantos cuadrúpedos adorables de los que ni siquiera uno fue realmente mío, pero a todos los quise de un modo u otro, los acaricié, les hablé y les incordié un poquitín, lo justo para que hicieran el ademán de morderme en plan “para ya con la bromita, pesada”, pero siempre con una sonrisa por lo bajini. Bueno, a una de ellas - la única chica - sí que la incordié y quise especialmente, no porque fuera chica sino porque era más mía que los demás. Mi amiga peluda y orgullosa.

Os añoramos, pero también sonreímos al recordaros.

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