Empecemos de nuevo.
Se suponía que tenía mucho trabajo avanzado y resulta que no miré en el almacén, aquel en el que siempre da pereza entrar por lo destartalado y sucio que está.
Pues nada, habrá que atarse un pañuelo en la cabeza, arremangarse y empezar con la limpieza. Quizás en un par de años la cosa esté algo apañadita.
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