Justo antes del examen se observan caras inquietas, preocupadas, adormiladas y algunas sorprendentemente impasibles; pero de repente se oyen casi al unísono, varios sonidos cortos más o menos estridentes: son mensajes de móvil, deseando suerte a los estudiantes y en todos los receptores se dibuja una sonrisa de agradecimiento a los seres queridos que en esos momentos han pensado en ellos.
¡A por el examen!, ahora sí.
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